Alicia Acosta, una destacada escritora santafesina, por su camino de aprendizaje y por las increíbles horas dedicadas a la producción literaria. Desde muy pequeña estuvo atraída por la lectura y la escritura. El género literario característico en sus letras es la poesía. Desde hace muchos años la desarrolla, mientras estudiaba fotografía, realizaba proyectos de cinematografía, participaba en certámenes y convocatorias, o era publicada en antologías colectivas. Finalmente, luego de hacer una revisión de toda su escritura, volver a borradores, filtrar y seleccionar, eligió los trabajos para conformar un corpus, que en el 2020 se transfiguró en su publicación "El cardo en el lomo del rinoceronte". El alumbramiento de éste, su primer libro individual, cimenta su camino a seguir. Todos los lenguajes expresivos la conmueven, pero con más años y menos energía, debió abandonar la diversificación que venía desarrollando. La escritora se confiesa que todo lo vivido, sin embargo, es experiencia que ha dejado su huella en la poesía, que es el espacio artístico donde Alicia hoy decide expresarse. Es un honor conocer su obra y que sea parte de la Galería "Cohen Art Santa Fe", Edición 2021.
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BIO, OBRA y LETRAS | Esencial Alicia Acosta
Primero fue la palabra. Luego
la danza y la palabra.
Más tarde la línea, el color…el
teatro, el cine…y la palabra.
“¿Qué es lo tuyo?” –le
preguntaron.
“Mío es todo lo que me
expresa”. Aunque la palabra...
Alicia Cristina Acosta nació
en la ciudad de Santa Fe el 13 de Mayo de 1955. Su gusto por jugar con las
palabras viene de lejos, porque entre los primeros recuerdos que conserva está
el de su pequeña persona leyendo las redacciones al frente de la clase, en la
escuela primaria y años más tarde, en la secundaria. El poema inicial del que
tiene memoria fue escrito a sus 12 años y comenzaba diciendo:
Yo, con las manos
de mi fantasía,
voy a crear un
mundo de ensueño.
Desde entonces, escribir fue como una declaración de principios, un manifiesto que le permitía expresar lo inabarcable o sobrevivir a circunstancias poco felices. Cuenta, sin embargo, que la poesía no fue su primera forma de expresión; sí lo fue la danza, en particular la danza clásica a la que, desde los 3 años, le dedicaba toda la energía disponible en la infancia. Bailar la hacía tan feliz que la no continuidad de esa experiencia trajo consigo mucha tristeza. Pero ahí nomás estaban las palabras para auxiliarla.
En el tiempo en que era dado
elegir carrera, finalizando la escuela secundaria, su primera opción -contradictoriamente
- no fue Letras. Estaba decidida a estudiar Psicología. Pero un sinfín de
razones provocan que regrese de la ciudad de Rosario e intente, ahora sí,
ingresar a Letras en la entonces Escuela Universitaria del Profesorado. No es admitida
porque la inscripción estaba cerrada a la fecha, así que, decidida a emprender
la tercera opción entre sus preferencias, se suma al alumnado de la Escuela
Provincial de Artes Visuales Prof. Juan Mantovani. Y sigue escribiendo, ahora
entre lápices, barro y pinceles. Todo
guardado en carpetas, nunca publicado y apenas compartido en confianza, con
amigos. Lo más importante era, en ese momento, encontrar canales para la
creatividad y la expresión personal.
Entre la poesía, el estudio
y el trabajo, se anima a experiencias en el teatro participando en Final de partida (Samuel Becket) con el
grupo Taller de Julio César Beltzer y colabora en la realización de otras
puestas en escena. Los empleos se suceden, el amor se transforma en familia, se
convierte en madre. Y la poesía siempre al alcance de su mano. Con las artes
visuales, con el teatro.
La carpeta con poemas ya
está abultada cuando se presenta al primer certamen en 1987, una convocatoria
del Taller Universitario de Poesía de la Universidad Nacional del Litoral para
autores jóvenes de la región. En el cuadernillo N° 1 publicado en 1988 puede
leerse, entre otros:
Supimos
del suicidio del
pájaro
porque esa noche
se tiñeron de
rojo
las plumas en la almohada
y retumbó el parche
de la luna
un son dolorido
de danza amarga
Del mismo año es la edición
N° 5 de El soplo y el viento, un
bello desplegable realizado artesanalmente por Roberto Aguirre Molina, responsable
de ediciones delanada, en el que
intervienen varios poetas. De allí, uno
de los poemas:
aterido
ciempiés lunar
tritura
sueños
y trepa
suspira besos
y trepa
arropa sombras
y trepa
Para entonces, la vida
laboral sumada a la familiar toman gran parte del tiempo diario. La actividad
docente la convoca con gran vocación y compromiso. Lo escrito queda abocetado
esperando una revisión futura que casi siempre se alarga. Sin embargo, aunque
lentamente, la poesía sigue haciendo su camino, a veces garabateada en papeles
borradores, rescatados en el impulso de no perder la inspiración del momento.
De la mano del fallecido
poeta Horacio Rossi, en 1988 conoce a Beatriz Vallejos en su casa de Rincón. La
amistad fecunda nacida un domingo será alimento prolongado a través de los
años. En esa vieja casona rinconera, la poesía exquisita de Vallejos acompaña los
pasos de muchos. Allí toma contacto con poetas rosarinos y bonaerenses,
disfruta de lecturas y por sobre todo, de una experiencia humana enriquecida
con y a través de la poesía.
En 1992 le suma a su vida una
nueva forma de expresión, el cine, y se incorpora al grupo de realización
documental constituido por José Cettour y Teresita Cherry. El primer trabajo del
grupo, sobre el dibujante santafesino Federico Aymá, es resultado de un
concurso de selección de la Subsecretaría de Cultura de la Provincia de Santa Fe y
tiempo más tarde recibe una doble premiación del Fondo Nacional de las Artes.
El perfil del grupo queda ya definido por dedicar su labor a documentar protagonistas
e hitos de la cultura local, con lo cual trazarán un camino de largo alcance.
Éste irá, siempre, paralelo a la poesía.
En 1993 la Subsecretaría de
Cultura de la provincia de Santa Fe publica una Selección de poemas que
felizmente la incluye. Más palabras para compartir:
Había
una leve diferencia…
Yo soñaba con prenderle
cintas
a la luna
mientras se hundían
mis pies
en la tierra;
él optó por
suicidarse en
las estrellas…
El año 1994 alumbra la
Separata Azules y malvas junto a la
edición N° 16 de El Arca del Sur, editada por Alejandro Álvarez. Tiempo después
la Fundación Banco Bica publica su Urdimbre
de sueños, Antología 1994-1995, producto de los textos leídos en los
Encuentros con las Letras celebrados en ese período. Por su parte la ASDE,
Asociación Santafesina de Escritores, celebra un nuevo aniversario con la
impresión de una Plaqueta denominada Poesía
Nuestra, en la que Alicia se encuentra junto a otros escritores.
En paralelo trabaja
arduamente en un documental sobre la artista plástica local Nydia Andino (Nydia Andino-Pinturas, pastas, serigrafías),
que será exhibido por primera vez en la apertura de una muestra retrospectiva
de la autora en el Museo Municipal de Artes Visuales Sor Josefa Díaz y
Clucellas, en 1998.
En 1999 Oscar Agú, editor de
la hoja de poesía Luzazul, le publica
un poemario: Es necesario…En uno de los textos allí escritos la autora
dice:
Es necesario…
separar el silencio del ruido
como el agua separa
la arena del guijarro
quedarse con el sólo sonido
de la luz entre los árboles
de pie y al descubierto,
en el límite de lo visible
La tarea fecunda de difundir
la literatura santafesina que lleva a cabo en la Escuela Mantovani la profesora
Alejandra Tiraboschi, reúne año tras año a alumnos y escritores. Fruto de esos
entrecruzamientos se publican Antologías ilustradas, dos de las cuales incluyen
a Alicia Acosta, a la sazón también docente en dicha casa: La luz de los decires II (2001 )
y La puerta (2002).
En 2003 El Arca del Sur
celebra sus 100 ediciones e invita a participar en una especial que también la
incorpora, con poemas dedicados a dos de sus queridos amigos. Sólo por citar
unos versos, ya que la extensión de los poemas excede esta referencia: del primero, los
versos finales:
son el reverso de una mariposa
abatida
Y del segundo:
(…) Deberás cuidarte de los azules
ellos son los más seductores
me dicen,
y saben enhebrar nidos en tu pelo
convertirse en golondrinas
emigrar hacia tu sueño…
Entre 2002 y 2003 cursa la
Tecnicatura en Producción de Cine y Video dictada por el Taller de Cine de la
Universidad Nacional del Litoral, con la modalidad a distancia. El amor por el
cine encuentra allí un canal donde sistematizar lo aprendido, intercambiar experiencias
y también escribir sobre ellas. Porque todo es ocasión para la poesía.
Lecturas compartidas,
colaboración en presentaciones, publicaciones en revistas y en el diario local
El Litoral, se suceden junto a la creación audiovisual como otra forma de
escritura en la que ya desde el guión se busca articular poéticamente la
palabra con el sonido y la imagen. Los poemas, nunca abandonados, se van puliendo y agrupando, pero como se
sabe, una vida demasiado ajetreada es contraria al devenir de la poesía. Hay
más tiempo de espera…
En 2004 el grupo de
realizadores Cienvolando concluye un
nuevo documental, esta vez sobre la artista plástica santafesina Susana Ocampo.
Entre los años 2005 y 2007
la realización documental demandará una dedicación mayor: junto a un grupo
interdisciplinario de la Universidad del Litoral trabaja en dos proyectos
ambiciosos: Memoria de lo Nuevo-Casa
Cingolani (2006) y Distancias-Testimonios
del Graaf Spee en Santa Fe (2007).
Poco más tarde colabora con Miradas –Arturo Gerardo Guastavino (2010),
una realización de Diana Guastavino y José Cettour en la doble presentación de
video documental y web que rescatan al destacado artista entrerriano. Le
seguirá Apaisado profundo (2012),
sobre la obra poética de Beatriz Vallejos, un proyecto apoyado por el Fondo
Nacional de las Artes.
La envergadura de estos
documentales, la dedicación requerida, sumada a las exigencias de la actividad
docente, dejan la poesía momentáneamente estacionada, pero no eliminan su
presencia de la vida de la autora. Participa como jurado en concursos de poesía
convocados por la filial santafesina de la SADE, Sociedad Argentina de
Escritores. La experiencia es altamente enriquecedora.
En diciembre de 2012 se
retira oficialmente de la tarea docente y abre una pausa en la realización
documental. Organizar la poesía acumulada en carpetas se convierte en prioridad,
casi en urgencia. Selecciona, descarta y agrupa el material ya con miras a
darlo a luz. Surgen borradores para editar, a la par que la escritura cobra más
vigor.
En 2018 inaugura una página web –acompañada en el
diseño por la siempre amiga y colega Teresita Cherry- en la que visibiliza
parte de lo escrito. Elige poemas de años diversos, y también fotografías
propias porque, en el entretiempo de las diversas actividades, ha concurrido al
taller del fotógrafo Roberto Guidotti.
La web https://aliciaescrituras.wixsite.com/alicia-acosta
se convierte en un puente entre la autora y lectores desconocidos y gracias a
su difusión van surgiendo con claridad nuevas posibilidades.
Una de ellas es A voz limpia, un espacio de encuentro para escritores que tiene su sede en Melbourne, Australia, pero que da cabida a otros del exterior aprovechando el aporte de la tecnología. A raíz de conocerse su web Alicia es invitada a participar vía Skype en uno de los encuentros en los que los concurrentes leen en diversos idiomas y, más tarde, de la Antología impresa que reúne todas las lecturas realizadas durante 2018: A voz limpia Volumen N° 3 – Poesía en español hecha en Australia, cuyo ejemplar la sorprende felizmente de la mano del correo una mañana de fines de 2018. De lo allí incluido, algunos versos del poema Alabado sea:
(…) yo siempre estaré entera
sentada a la mesa
entre el cielo que me
protege
y la tierra que me
sustenta.
Si hoy he comido polvo
mañana comeré
estrellas.
En 2019 se contacta con Patricia Severín, escritora de vasta trayectoria y responsable de editorial Palabrava. La difusión de lo publicado en la web permite estos acercamientos y sus frutos. Es así que comienzan las conversaciones para la primera publicación individual –finalmente- luego de tanto andar los caminos de la poesía. La pandemia demora los trabajos, pero en noviembre de 2020 ve la luz El cardo en el lomo del rinoceronte, su primer libro, que reúne tres poemarios y que lleva el título del primero de ellos. Los otros dos son Instantáneas y La barca de la pena. Algunos versos de cada uno:
En El cardo en el lomo del
rinoceronte
Algunas veces
Él la toma
de las manos y
la conduce entre el
canto
de los grillos.
Entonces es la
noche.
Sólo ve lo que
imagina.
(En Instantáneas) Uvas negras
Temprano.
Un viejo y un tarro de basura.
Inclinado, con increíble calma,
va juntando, una a una,
uvas negras en un trapo.
(En La barca de la pena) Ánfora
Guardaba en su interior
un ánfora oscura.
Quién sabe de qué tensión
fuera hecha su arcilla?
Reía, en el borde de sus labios,
la mueca de todas las quebraduras.
Habiendo pasado por la lectura atenta de Severín y del poeta Roberto Malatesta, el alumbramiento de este su primer libro individual cimenta el camino a seguir. Todos los lenguajes expresivos la conmueven, pero con más años y menos energía, debe abandonar la diversificación de antaño. Todo lo vivido, sin embargo, es experiencia que ha dejado su huella en la poesía. Le queda mucho material para revisar y otro tanto que se va escribiendo, lentamente, para que aquello que no puede ser dicho de otra manera, lo diga la palabra.
EXTRA | Web site Oficial
Invitamos a conocer: https://aliciaescrituras.wixsite.com/alicia-acosta
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