Alicia Vincenzini, es bioquímica, Magister en Ciencias y Tecnología, posee Master en comunicación científica, medica y ambiental, y ha sido docente, pero COHEN destaca a la escritora, la autora de una poesía de verso breve, simple a primera vista, que se imprime en las páginas con intensidad profunda. Desde muy pequeña estuvo liada a los libros, a la poesía, las palabras del lenguaje poético le despertaban inquietudes, sentires internos, y con el tiempo signaron su permanente búsqueda. Su perfil en ciencias exactas contrasta con la sensibilidad que se va hilando entre verso y verso. Desde niña jamás le tuvo miedo a la desafiante hoja en blanco, todo lo contrario. Su curiosidad y su observación fueron creciendo. Cuando se reencontró con la poesía, publicó libros que se transfiguraron en espacios de reflexión. La propia BIO se nos presenta poéticamente, y su historia se torna cautivante. Se considera una "eterna aprendiz". Para la autora la poesía es una llave que destraba interrogantes, y que es un guiño sobre el misterio del universo. De ese universo de las palabrasque nos abraza. Es un placer conocer su obra, y un honor que sea parte de la Galería "Cohen Art Santa Fe" 2 020.
PRELUDIO | Una Eterna Aprendiz
"He sido siempre una persona bastante inconformista. Me he cuestionado mucho durante la vida, busqué la verdad todo el tiempo y me decepcioné bastante. Trabajé con perseverancia detrás de mis sueños, pero al lograrlos sentía que ya no estaba allí mi deseo.
Podría decir que arribé a la escritura no hace tanto tiempo y después de mucho andar. Con ella empecé a recuperar palabras atrapadas, que no pudieron salir a tiempo y que hicieron marca. Y después fui al encuentro de nuevas palabras. Palabras con colores, con sabores y con olores. Palabras frías y calientes. Palabras duras y blandas. Palabras suaves y ásperas.
Palabras plenas y vacías. Palabras de dignidad y de coraje. Y ese universo de significantes que se iba revelando me permitió componer esta nueva melodía para mi vida.
Como en la infancia, la poesía es volver al juego. Volver a las leyes de “ese juego” que subyace en lo profundo. Reencontrarme con ese viejo amor fue la llave que destrabó muchos interrogantes. Y a partir de sus resonancias es que pude abrir nuevas preguntas.
Creo que la poesía es un guiño sobre el misterio del universo. De ese universo cósmico que nos abraza, de ese más cercano que a diario nos despierta los sentidos y conmueve, y del insondable de las palabras y los silencios que nos habitan."
BIO | Alicia Vincenzini, Esencial
Se graduó de Bioquímica en la Universidad Nacional del Litoral (1993). Es Magister en Ciencias y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Nacional del Litoral (1999) y Máster en Comunicación Científica, Médica y Ambiental de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona (2010). Fue docente universitaria en la cátedra de Industrias Alimentarias de la Universidad Tecnológica Nacional de Rafaela. Pero su escritura literaria es lo que destacamos en el presente artículo. En primera persona, Alicia nos cuenta un poco de historia:
"Nací un 24 de agosto en la ciudad de Santa Fe. Viví casi toda mi vida cerca de la laguna Setúbal de esta misma ciudad. El verde y el agua me abrazaron siempre. Soy madre de Juan Manuel, Paula y Facundo y abuela de Camilo. La maternidad fue mi gran amor.
La llegada de la poesía puedo ubicarla allá muy lejos en mi niñez. Leerla, escucharla, cantarla, perderme en el bello juego de las palabras. Tengo muchas pequeñas historias que me remontan a esa conexión con la poesía. Conexión que me conmueve y me toca el alma.
Soy la hija del medio de una familia radicada en Santa Fe, de padre y madre procedentes de un pueblo de la provincia de Córdoba. Mis abuelos, mis tíos y mis primos vivían en Monte Maíz, pueblo que amo y al que íbamos a encontrar nuestros momentos más felices.
Mi infancia se fue tejiendo entre idas y vueltas al pueblo que era el tesoro de mis afectos. Yo ansiaba volver a él muy especialmente durante los días de navidad, fin de año, y carnaval cuando el pueblo se preparaba para la alegría. La juguetería de mis abuelos se convertía en una fiesta para los sentidos.
Como descendiente de inmigrantes, fundamentalmente italianos, mis oídos fueron recibieron las historias y canciones de la guerra, la pobreza y el trabajo. También los cuentos de mi abuelo que nos tenía a mis hermanos y a mí como protagonistas.
De chica, los libros, las hojas en blanco y los lápices de colores me ayudaron a soñar despierta y a acortar las esperas: las de mi madre, las de mi padre, las de mi pueblo, las de mi cuerpo.
En mi casa había muchos libros. Algunos heredados de mi abuelo y los que mi madre iba comprando. Ella, era una mujer que a veces se ausentaba por razones de salud, pero cuidaba mucho que no nos faltaran los libros. Había una colección que me gustaba mucho: estaba llena de preguntas, adivinanzas, unas ilustraciones fantásticas y mucha poesía. Era capaz de pasarme largas horas metida en ese mundo mágico. También los libros con sus historias y personajes fueron los espejos donde me miraba y me aprobaba o reprobaba.
A pesar de la pérdida de mi mejor amiga en cuarto grado y de los vaivenes de los cambios de escuelas mi alfabetización fue con alegría. Los números y las letras fueron buenos amigos, a veces más amigos que mis propios compañeros de mi clase. Jugar con las palabras era un momento de mucho placer.
Mi padre viajaba con frecuencia a Buenos Aires por trabajo y era habitual que nos trajera algún pequeño regalito. Los que más me gustaban eran los discos. Recuerdo la ceremonia de esperar ese momento y mi fascinación con las letras de las canciones. Algunos de esos discos no los podíamos compartir fuera de nuestra casa porque “estaban prohibidos” por aquellos tiempos.
Cuando de adolescente me encontré con la poesía en el colegio secundario sentí un cimbronazo. Primero el impacto fue con la poesía española y después con el Martín Fierro.
Recuerdo que lo terminé de leer y comencé la relectura. Lo marqué todo en sus partes más jugosas. De los poetas españoles, yo me apasionaba tratando de descubrir ese misterio que alojaban sus versos, la fuerza de sus palabras y el contexto en el cual habían sido escritas.
Creo que a partir de esa etapa sellé un pacto de amor con la poesía. La buscaba siempre y ya no la pude dejar de leer. Puedo decir que fue una compañía durante los tristes días de la guerra de Malvinas. Recuerdo un poema que había encontrado por allí llamado “La Margarita Negra”, cuyo autor desconocía, que copié y pegué detrás de la puerta de mi cuarto. Yo lo leía todas las noches antes de irme a dormir. Son momentos que no se me borrarán jamás.
Más tarde, cuando terminé el colegio, tomé el camino racional de las ciencias, a pesar de que mi corazón estaba dividido en muchas partes. Estudié bioquímica, quizás empujada por ese deseo de saber que fue un rasgo muy fuerte en mí. Suelo autodefinirme como “una eterna aprendiz”. Soy muy curiosa. Muy observadora. Siempre me gustó meter la nariz en el mejor sentido de la palabra en todo campo donde pueda encontrar un saber. Qué había más allá. Qué había en lo invisible. Creo que buscaba correr un velo.
Cuando pasaron los años y fui madre, a cada uno de mis tres hijos le escribí una pequeña canción que guardo entre los recuerdos de esos instantes sublimes. Otra vez aparecía la poesía. Como señal de vida en este caso. Indudablemente había permanecido latente algunos años.
Después de diferentes experiencias formativas y laborales en la universidad, volví a comenzar. Hoy me gusta definirme como autora y militante de las causas justas."
EL PORTAL | entrada en la escritura
"Afortunadamente las palabras insisten, silenciosamente insisten. Jamás soñé ser escritora ni poeta, pero, sin saberlo, quizás, yo permanecía detrás de las huellas visibles e invisibles de la poesía. Los caminos de mi búsqueda incesante me permitieron reencontrarla. Porque la poesía es búsqueda y misterio.
Durante la búsqueda de Alicia, anduve mucho tiempo detrás de las palabras. Esas que insistían en sueños, en preguntas, en miedos, en olvidos y hasta en equívocos. Me preguntaba qué escondían. Qué decían los silencios. Necesitaba seguir corriendo velos. Y así, comencé a escribir. Y me llevé sorpresas como primera lectora de mis producciones.
Los poemas comenzaron a ser piezas de un rompecabezas. Desordenados fueron saliendo. Se fueron reagrupando por la intención poética que iba descubriendo. Algunos de ellos tuvieron un sentido revelador y anticipatorio de mi deseo. Fueron como una brújula de alguna manera.
Finalmente, la decisión de publicar no fue un tema sencillo. Además de tener el deseo de dar a conocer lo escrito, necesité encontrar un recorrido poético para cada uno de mis libros. La “razón de ser” de cada uno de ellos. Y en ese sentido, me animo a decir que, los libros publicados estuvieron delante de mis ojos antes de que yo los descubriera.
OBRAS | Publicaciones y huellas
Su permanente espíritu de búsqueda la llevó a escribir. Fue parte de los talleres literarios Quo Vadis (entre 2013 y 2015) y Palabravas (entre 2016 y 2019).
- Es autora de: Escondida (Editorial De l´aire, 2017)
- En el péndulo (Alción Editora, 2019) y
- “No sé qué hay” (Alción Editora en 2020).
Junto a otros autores publicó:
- Escritos Cercanos II (Ladran Sancho, 2013),
- Escritos Cercanos III (Ladran Sancho, 2014),
- 4 Poetas al Oeste (Editorial 3+1, 2014),
- Mundo de Haikus (Niña Pez Ediciones, 2020),
- Quedarse Acá (Traza, 2020) y
- Pido la luna brillante (Traza, 2020).
- Participó de programas de mediación de lectura en escuelas y centros comunitarios.
- Forma parte del grupo de escritoras Traza desde el 2020.
- Ensaya el dispositivo Laboratorio de Palabras.
- Tiene poemas y cuentos premiados y publicados en antologías nacionales e internacionales.
También se destacan importantes huellas con:
- Escribe. Segundo Premio en Poesía en el XXI Concurso Literario Rotary Club La Falda 2015.
- Alienados. Tercer Premio en Poesía en el Concurso “Adelina María García” de S.A.D.E seccional Junín en 2015.
- Con tinta blanca. Finalista del I Certamen Mundial de Excelencia Literaria M P Literary Edition DE Estados Unidos en los géneros Poesía, Narrativa y Aforismo formando parte de la Biblioteca de Autores Latinoamericanos en su primer volumen publicado en 2015.
- Sílice. Segunda Mención en Poesía en el Certamen Literario de Prosa y Poesía “Profesor Oscar Grandov” 9na Edición (2015).
- El último barrilete. Mención de honor en narrativa en el Concurso “Cincuenta Palabras” de la Dirección de Cultura de Venado Tuerto en 2015.
- Ojalá se salve y otros. Quinta mención especial en poesía del 50 Concurso Internacional de Poesía y Narrativa “Palabras al mundo” del Instituto Cultural Latinoamericano en 2016.
- Finalista del XXIV Certamen Internacional de Poesía y Cuento organizado por el Grupo de Escritores Argentinos en 2018.
- Mirarnos a los ojos. Mención en género poesía en el “VIII Concurso Literario Vicentin “Edición 2019.
RESEÑAS | Extractos
"Escondida" es un libro íntimo, personal y honesto. En clave de juego lírico, su autora nos ubica delante de una poética de la infancia, captada analíticamente por una adulta que “se mira” en la niña que fue. Poemas de la nostalgia crítica o de la memoria desengañada. Los breves textos que forman el libro descubren, a pesar del título, imágenes que el pasado rescata a su capricho. (Miguel Ángel Gavilán)
En "Escondida" la autora se descubre ante el lector, pero antes, y sobre todo, a sí misma. Y no de sus atavíos mundanos, sino de sus sentimientos al abordar su propio mundo de la infancia y de los personajes que la habitaron. Ella nos dice: “descubro dormida/la flor de la infancia”. Y es, desde ese hecho, donde su poesía gana en ternura. Ese descubrimiento de la infancia, como cantera donde beber, la proyecta hacia delante: “Quizás sepan los antiguos poetas/que esta nueva música/deja ver/aún más”. (Oscar Agú)
"En el péndulo" cada paso anuncia al siguiente y a la vez se despide de su huella. Un pulso hecho de luz y sombra atraviesa las páginas. Una voz que avanza o se desvanece que pareciera ser de agua. Dejarse atravesar por ese gesto fugaz en donde se sintetiza la existencia y se abrazan pasado, presente y futuro. Un llamamiento a abandonarse a ese ritmo subrepticio que nos nombra en secreto y anuncia una y otra vez el nacimiento de lo humano, los espejos en los que dejaremos de re-conocernos, lo inasible asomándose al vacío como arena entre nuestros dedos. (Candelaria Rivero)
"En el péndulo" formará parte, un día, de la memoria total que nos recorre y nos sucede en el vendaval insondable de la vida. Una mujer escribe desde el costado en donde la memoria acecha, obliga a repensar la vida, su instante Mayor llevado a plenitud. Aquí está, en este libro intenso, la existencia expresada en su entera pasión, pasión del sube y baja, sus deslices. Una mujer hablándole a la vida y dejando en sus líneas del hálito de una sensibilidad abarcadora. (Juan Carlos Maldonado)
En "No sé qué hay", una escritura potente circula por esos restos iluminados desde el esfuerzo poético de quien consiente a soportarla y parirla con su propio cuerpo, y eso "pasa"; a otros (lectores), entre quienes resuena algo sensible abierto por el punto de fuga del sentido. La estética del espacio que aloja esos vacíos al modo de la página en blanco que no se llena con palabras, materializa lo abierto en ese horizonte de lo imposible de escribir, allí donde el no- todo se inscribe como causa digna de un lugar en ese escrito. (Norah Pérez)
"No sé qué hay" es un trabajo audaz, que va por el camino de dejar abierta la vida misma para continuar…donde su palabra parte de la curiosidad que le provocan las sombras y los laberintos, atravesando los silencios, los ecos y las diferentes voces hasta la construcción de una que le sea propia. Al andar el libro, reconocemos un pasaje que no es lineal, porque va desde un punto a otro en forma de espiral y como en apré-coup retorna a ciertos espacios vividos hasta ubicarse en el porvenir; sus letras así, transitan llevando “el perfume en la memoria/ y la memoria en la piel” como bien lo dice su autora en esto versos. (Cecilia Elsa Collazo)
En el péndulo, segundo libro de la autora, comienza con una dedicatoria “a los que se preguntan” y, de esta manera, interpela a quien ha abierto sus páginas, incluye, dos puntos, ¿quién no se pregunta?, y casi enseguida ya estamos sobre una cita de Marcel Proust “los días pueden ser iguales para un reloj, pero no para un hombre”. La maquinaria está en marcha, ya estamos en los instantes conmovedores de la vida, en los zapatos del otre, porque la autora, ha generado un grupo empático: lectores de este libro.
El modo minimalista y cercano con que se ha construido cada imagen, señala la necesidad de esa cercanía, del círculo íntimo, de la reunión para transmitir, contar, algo primordial, primitivo y genuino, como las rondas de la infancia o de los juglares. Fortalezas: calidez, sencillez; la distinción de lo simple lo hace primordial (Graciela Prieto Rey)
“No sé qué hay”, tiene dos virtudes a destacar: la coherencia y la exquisitez. Dedicado a ‘a los que se preguntan y buscan sin descanso’, como lo ha hecho en los poemarios anteriores, la autora interpela de alguna manera a quien recorrerá estas páginas, o por lo menos le introduce en el entramado, le hace parte. El poemario es una exploración del Yo que deja de ser personal para convertirse en universal, solamente con esa dedicatoria.
Dividido en sectores que se interconectan, la búsqueda va formando un tapiz. Desde la primera parte, que es como una puerta que se abre a esta expedición y “Con la pregunta a cuesta”, Alicia nos va guiando a través de sus propias preguntas. No será casual la elección de la palabra “cuesta”, como no es casual ninguna palabra que se atraviesa en el camino de esta lectura. (Graciela Prieto Rey)
No sé qué hay. ¿Dónde? ¿Dentro, fuera, en el medio; del libro, del Alma, como en el acápite liminar de Dickinson (“Si tu Alma tiembla–/ Abre la puerta de la Carne–/ La Cobarde necesita Oxígeno–/ Nada más–”)? Acaso la escritura sirva para abrirnos y dejar salir por igual lo asfixiante y lo asfixiado. En esa tónica cada una de las siete secciones del libro puede leerse como un poema, pero apelando a una respiración entrecortada, de bocanadas cortas, como si fuera más urgente exhalar que inhalar, tratando de hacer mucho con poco, por ejemplo, así: “Caminé toda la noche/ para encontrarme de día/ escondida en mi nombre”. Estas palabras conjuran una cita correspondiente a la aventura iniciática, Escondida (De l’aire, 2017), a la que le siguió En el péndulo (Alción, 2019). Surge entonces la posibilidad no sólo de leer cada sección como un poema sino la de leer el primer poemario y éste como uno solo, con el desfile de símbolos insistentes: el sueño, el miedo y sus espectros, el “no”, la primera persona. Pasar por el péndulo de escondida a no saber qué hay –“el temor no vence/ mi curiosidad”, afirma una de las páginas–, es avanzar por una senda prometedora de final abierto: el incentivo de una poesía que da ganas de seguir leyendo. (Diego E. Suárez)
ATISBAR | Por la mirilla de su profunda obra
Un poema no alcanza (arte poético)
Si se escribe en el cuerpo
puedo escribirlo en mis versos
tantas palabras que tocan mis sueños
mis huesos
si duelen si marcan
si encienden si faltan
no las guardaré en silencio
serán una ofrenda
confeso secreto
un grito en la noche
tantas palabras por decir que
un poema no alcanza.
Recorro la cinta de la memoria velada
hay sombras que gotean sin parar
un haz de luz se difracta
en el péndulo de la mañana
y disipa los temores.
Hay una puerta abierta en la poesía
para ingresar al espacio de
las fantasías
donde es posible
hasta lo imposible
una puerta que da paso al pensamiento
acaricia los oídos
y cautiva la mirada.
Escribe
Escribe sus visitas en las estaciones
huellas perdidas en el humo
de trenes de ilusiones
descascaradas de hollín
pulseando su batalla
Escribe su lánguido pudor adolescente
con manos temblorosas
sobre la hierba fresca
que tapiza ese lecho
donde su cuerpo sueña
Escribe su más honda aspereza
la que escapa disfrazada
de odio y cobardía
sobre la aurora naciente
de un papiro que inventa
Escribe sus preguntas y sus dudas
su miedo entretejido en la esperanza
dibujando con palabras nuevas
las flores y los cantos
que más recuerda su alma
Escribe en el aire de su aliento
la firme voluntad de continuar
contra viento y marea
aunque ya no quede más
ningún resto que soltar.
Dejaré palabras escritas
para nombrarme sin miedos
embellecer mi espacio
y llegar mejor al corazón de las cosas
Dejaré palabras escritas
para encender tu memoria
como una estrella
en las noches sin luna.
EXTRA | Contacto, redes sociales y links
Correo electrónico: ali_vin1234@hotmail.com
Facebook: Alicia Vincenzini – escritos
Instagram: aliciavincenzini_escritos
Perfil de Alicia Vincenzini en "El mundo de Berisso"
En el presente artículo solo podemos dejar algunas piezas del tablero, Alicia Vincenzini abre el juego hacia lo profundo, y nos deja con esa curiosidad por ir a sus libros y reencontrarnos con estas primeras percepciones y dejarnos fluir a través de toda su maravillosa poesía. La autora, nos cuenta de ese desarrollo constante, de esa nobleza para considerarse una aprendiz constante. Esto último es de atractivo para los lectores, porque les queda la pista que los versos poéticos de la destacada escritora continuarán llegando.
Esperamos hayan disfrutado el presente artículo, si es así los invitamos a dejarnos su #MeGusta, #Reacción y/o/a darle #compartir en sus redes sociales para difundir nuestro trabajo, pero sobre todas las cosas para darle promoción a la obra de Alicia. Le queda mucho por contar. ¡Buena vida luchadores!
el sonar del agua
la voz del viento
el otro
se hace presente la ausencia
en el silencio
y la mirada busca
lo que la piel esconde."
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