Lidia Dellacasa es una escritora santafesina nacida en la ciudad de Rafaela. Allí reside y escribe cuentos, microrrelatos y poesías (de estructura libre, haikus y trovas) que ha publicado en antologías. Lidia escribe en revistas digitales nacionales e internacionales y en diversos grupos de comunidades en las redes sociales. Se tituló como Maestra Normal Nacional y Profesora en Letras, actualmente es jurado en certámenes y dicta talleres con contenidos literarios. Sus textos congregan un laborioso trabajo de la palabra, enriqueciendo su narrativa y su poesía con notable lexico y vocabulario. Es asociada en "Escritores Rafaelinos Agrupados" e integra diferentes grupos de escritores hispanoamericanos. Su vocación en la docencia se cristaliza en las construcciones y los versos de su obra literaria, buscando dejar sello póetico en la narrativa y los diversos géneros. Es un honor conocer su obra y que sea parte de la Galería "Cohen Art Santa Fe", Edición 2024.
BIO | FORMACIÓN
Lidia Dellacasa, nació el 13 de Julio de 1949. Reside en Rafaela. Se tituló como Maestra Normal Nacional y Profesora en Letras, graduada en el "Instituto Superior del Profesorado" de Rafaela.
Cursó los seminarios de posgrado de la Maestría en Lengua y Literatura (UNR) y seminarios de la Especialidad en Docencia Universitaria (en la Sede Rafaela de UCSE).
Se desempeñó como docente en todos los niveles educativos. Dictó la cátedra Lengua I en el "Instituto Superior del Profesorado" de Rafaela y las materias Lingüística, Análisis del discurso e Introducción a la Ficción Literaria en la Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales - Sede Rafaela. Dictó cursos de perfeccionamiento docente en Estrategias de Lectura y Escritura.
Escribe cuentos, microrrelatos y poesías (de estructura libre, haikus y trovas) que ha publicado en antologías, revistas (nacionales e internacionales) y redes sociales.
Autora de prólogos de libros pertenecientes a escritores argentinos y extranjeros (Ecuador, Colombia, México, USA).
Es autora de cuadernillos de Estrategias de lectura, escritura y estudio para ingresantes al Instituto Superior del Profesorado y a la Universidad. En ambos establecimientos educativos y en la Subsede de UCES San Francisco dictó los cursos de ingreso.
OBRA | RECONOCIMIENTOS
Ha recibido premios, menciones de honor y otras distinciones en concursos literarios locales, provinciales, nacionales e internacionales (Uruguay, Ecuador, Colombia, España).
Mereció el Reconocimiento de “La Palabra Sanlorencina a favor de la Paz” por su participación en la Antología “San Lorenzo un Faro para la Palabra” 2021.
Autora del libro de poemas y relatos: “Elogio de la palabra”. 2021.
Miembro Honorífico del Club de Poetas Latinoamérica y de Ancestralia SL. Movimiento artístico cultural (San Lorenzo, provincia de Santa Fe, Argentina).
Es miembro de la familia de socios de E.R.A, Asociación de "Escritores Rafaelinos Agrupados".
GALERÍA | RECONOCIMIENTOS Y PARTICIPACIONES
GRUPOS | COMUNIDADES
Integrante del grupo “Poesía entre Cielo y Tierra” del Taller literario del "Club de Poetas Latinoamérica". Actividades sin fines de lucro que promueven el estudio y la difusión de la Poesía.
Miembro del Círculo Universal de Embajadores de la Paz (France-Suisse).
Jurado internacional en los eventos del grupo Poetas Intergalácticos (Ecuador).
Miembro honorífico de la OMT (Organización Mundial de Trovadores).
Presidente del Comité Académico de la Confederación Mundial Literaria Plumas y Letras de Curumaní (Colombia).
Junto a Liliana Ravasio [izq.] y Raúl Drubich [der.]
Junto a Susana Merke, Presidente de E.R.A
OBRA | Selección de la autora
APOCALIPSIS
Afuera era el silencio. Un silencio estridente que penetraba en los oídos como un puñado de flechas certeras. Era silencio, pero al mismo tiempo era sonido letal, en estado puro.
Por momentos, el ruido del silencio se atenuaba hasta convertirse en una marea turbia que penetraba en el cuarto y le producía una sensación de extraño desequilibrio. Él lo percibía desde el montón de escombros en el que había caído. Después de un largo desmayo, ahora meditaba en medio de una confusión que por momentos lo hundía en la desmemoria de lo sucedido.
Afuera había sido el caos. Primero, el sonido agudo de los aviones que desgarraron el cielo de la tarde. Al instante, los misiles que quebraban la tierra y la llenaban de astillas incontables. Los estallidos. Los gritos de terror. La huida de la gente. Una catarata de llantos y pedidos de auxilio. Las sirenas… Otra vez las bombas. El ruido ensordecedor de las sirenas. Las ambulancias. Los socorristas en desesperada tarea. Los edificios pulverizados en infinitos desechos. El fuego indomable de los incendios. El apocalipsis…
Salió con esfuerzo de la maraña de escombros que había sido su casa y ahora corría sin rumbo fijo. Se veía a sí mismo huyendo de todo y sin destino final. O sí, había un destino. La buscaba a ella.
Se habían conocido unos meses antes en un concierto. La música que amaban los unió mientras el mundo todavía mostraba un orden aparentemente normal, aunque ya se percibían en el aire los presagios del horror.
Salieron juntos varias veces, siempre a algún concierto. En el último encuentro gozaron con Vivaldi y Beethoven. A la salida del teatro, caminaron tomados de la mano hacia el puente que les devolvió la imagen serena del río al anochecer. En el agua que fluía silenciosa, el amor fundió en una sola sombra el reflejo de las dos siluetas…
Los recuerdos se enturbiaron. Ahora, afuera era sobre todo el silencio. Sólo de tanto en tanto, el ruido ensordecedor de algo que se derrumbaba, que acababa de morir. Más allá, el crujido lastimero de alguna viga que sacudía el viento. Después, otra vez la tenebrosa oquedad del silencio, la nada. Él tenía la extraña, terrible sensación de no hallar a nadie vivo en su huida. Nadie en las calles que ya no eran calles, sino un laberinto monstruoso de ruinas, cuerpos, ojos muertos, aterrados, fijos en un cielo cubierto por una espesa neblina gris. Ni un gemido. Ni un grito de vida. Ni un animal errabundo. Ni un ave. Sólo destrucción y muerte. Hierros retorcidos. Un viento gélido, escalofriante y artero. La atmósfera espesa, poblada de llamaradas que aquí y allá convertían a la ciudad en un infierno desolado.
Se sintió perdido para siempre en un mundo que ya no era. Aturdido, no recordaba dónde vivía ella, o si lo recordaba, estaba seguro de que no podría llegar en medio de las ruinas de un planeta que imaginaba completamente devastado. Palpó sus bolsillos buscando el teléfono, pero no lo encontró. Aminoró de a poco la marcha, la frenética carrera hacia la salvación. El silencio opresivo volvió a taladrar sus oídos.
Se echó por fin, vencido, entre los restos de lo que había sido una casa. Pensó en la muerte. Se imaginó buscando su propia muerte porque la soledad que lo cercaba le haría imposible existir. Y en ese preciso instante, la revelación. La música se elevó lentamente, salía de alguna parte como un último y único hálito de vida. La melodía buscaba el cielo que ahora viraba a un morado intenso, a un negro y un rojo dantescos.
…Vive soñando el nuevo sol en que los hombres volverán a ser hermanos…Beethoven. “Himno de la Alegría”. Alguien acababa de hacer girar el disco y lo convocaba a vivir. Un frágil destello de luz se abrió paso entre las sombras del horror. Él sintió que lo encandilaba. O lo soñó. O lo deseó. Quizás todavía era posible recomenzar. La música le revelaba la presencia de alguien, de ella. Lo presentía con desesperación, en un temblor que lo recuperaba de la nada. No podía no ser ella…
Se levantó de prisa y corrió hacia la esperanza.
Nombre: Lidia Dellacasa de Bosco.
Provincia: Santa Fe.
País: Argentina.
DíA MUNDIAL DE LA POESÍA
Plenitud de la palabra
Soy el brillo tembloroso del viento entre las últimas hojas otoñales
que el sol barniza con su fuego en la agonía de la tarde.
Soy el signo, la metáfora, el símbolo, la imagen visionaria,
el oxímoron y las rimas que embellecen el alma.
Vive en mí la espera enamorada de Penélope
que sueña el regreso de Ulises, heroico navegante
perdido en los mares poblados de míticas sirenas.
Late en mi interior la profunda palabra poética de Dante.
El Amor infinito y eterno de Dios resplandece más allá de los siglos
en los versos inmortales de la Divina Comedia
abarcando el Cielo y la Tierra, la eternidad y el tiempo.
Estoy en los sonetos, haikus, trovas, liras… que prodigan belleza
desde las sutiles páginas de un libro o la pasión de los enamorados.
Mi universo son las letras, la paz, la hermandad, el deseo y la esperanza.
Regreso sutilmente en las oscuras golondrinas viajeras de Bécquer
para posarme en el balcón que simboliza la pasión más alta.
Soy el pensamiento de Salinas que comparte su sentir
con las criaturas de la tierra y las estrellas que jamás se opacan.
Camina en mis versos la ausencia de la mujer amada
que acompaña a Neruda, recorriendo la noche más secreta del alma.
Soy el mar estremecido por los pasos finales de Alfonsina,
los recuerdos de ceniza que no mueren, la luz que resplandece
en la intimidad de los versos, más allá del tiempo y la distancia.
Desde el amanecer primero soy la plenitud de la Palabra.
Así, desde el principio de la vida ilumino la Creación Suprema de Dios
que entregó la vida al hombre en un mundo recién inaugurado.
Soy la Poesía.
Lidia Dellacasa
EXTRA | REDES SOCIALES | CONTACTO
FACEBOOK : Lidia Dellacasa
Espero hayan disfrutado el presente artículo, si es así los invitamos a dejarnos su #MeGusta, #Reacción y/o/a darle #compartir en sus redes sociales para difundir mi trabajo, pero sobre todas las cosas para darle promoción a la obra de Lidia Dellacasa, una noble escritora literaria de quien nos queda mucho para conocer y disfrutar.-
¡Buena vida luchadores!
Director del Blog Leonel Alvarez Escobar
Excelente escritora y amiga. Un lujo que está maestra de la palabra sea rafaelina.
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